El café es una bebida milenaria, “es
una aportación cultural de Europa al nuevo mundo a partir de que las tierras
fértiles de América Latina recibieron el grano (1723), su producción se
convirtió en una codiciada mercancía capaz de generar grandes capitales en un
tiempo relativamente corto. La fiebre ocasionada por su producción afectó a
criollos, mestizos e inversionistas extranjeros quienes lo bautizaron como grano
de oro”(Córdova, 2002)
En
México se cultiva en 12 estados de la república, “la región centro de Veracruz
durante el ciclo de cosecha 2000-2001, contribuyó a la producción estatal con
42%, ya que cuenta con 21,000 productores y más de 58,000 hectáreas cultivadas
con café, lo que corresponde a 7.3% de la superficie cultivada en el ámbito
nacional (Consejo Mexicano del Café, 2002). La producción en los últimos años
no ha variado sustancialmente y las cifras cambian según la fuente de
información. Esto hace que la región sea considerada la segunda zona productora
de café más importante del país (Marchal y Palma 1985; Manson et al.,
2008).
Hasta
antes de 1980, “la tecnificación de los cultivos se emplean variedades especializadas
e incluso genéticamente modificadas, en monocultivos a cielo abierto o con poca
sombra, con aplicación de fertilizantes inorgánicos y control químico de plagas,
produciendo cambios drásticos en el sistema natural que soporta la producción.
Una de las consecuencias más notables de esta actividad es el empobrecimiento
de los suelos debido a la erosión, la lixiviación de los nutrientes y la
ruptura de la dinámica de autorregulación natural de plagas (Nolasco, 1985;Nestel,
1995). En los últimos, la agricultura orgánica mostró una tasa media de
crecimiento anual de 45%, en el año 2000 existían 103,000 hectáreas dedicadas a
la producción de cultivos orgánicos, destacan los estados de Chiapas, Oaxaca,
Michoacán, Chihuahua y Guerrero que concentran 83% de la superficie total. (Contreras, 2010, pág. 147)
La
producción de café orgánico se ha desarrollado en el marco de la agricultura
sustentable, partiendo del principio de satisfacer las necesidades actuales sin
comprender la capacidad de las generaciones futuras de responder a sus propias
necesidades. Es una concepción integral que considera los siguientes
postulados:
Ø Satisfacer
las necesidades humanas fundamentales, en particular de los pequeños
productores de café, con alta participación de población indígena.
Ø Ecológicamente
sana, es decir respetando y mejorando el ambiente a través de buscar técnicas
de producción en armonía y equilibrio con la naturaleza, evitando la
destrucción de los recursos naturales, en especial de las áreas tropicales y
subtropicales.
Ø Económicamente
viable y rentable a largo plazo. Que realmente sea una estrategia económica que
permita mejorar el ingreso del producto a través del sobreprecio que se paga
por el café orgánico.
Ø Socialmente
justa y humana, mejorando la calidad de vida de los productores y de la
sociedad en general. (Sosa, pág. 15)
En
México se cultivan dos especies de café, Coffea arabíca L. es la de
mayor importancia y extensión, aportando el 98% de la producción; y Coffea
canephora Pierre ex Froehner, cultivada principalmente en regiones de clima
cálido en los estados de Veracruz, Chiapas y Oaxaca. La producción de café
orgánico en México se sustenta en el cultivo de la especie Coffea arabica L.,
la de mayor demanda y calidad en el mercado internacional, la cual está
representada por diversas variedades comerciales. En el cultivo orgánico, a
diferencia del cultivo convencional, se prefieren las variedades que presentan
mayor adaptación al ambiente (principalmente altitud, clima y suelo), con alta
calidad del grano y la bebida, productivas y con resistencia a enfermedades,
son más frecuentes las variedades de porte alto, como Typica (también
denominada criollo, árabe o café nacional), Bourbón, Mundo Novo, Pluma Hidalgo
y Maragogipe.
México ha sido pionero en la
exportación de café orgánico y es el líder mundial en comercio justo (Sosa et
ál. 2004, Giovannucci y Juárez 2006, Guadarrama et al. 2006). Los principales
productores orgánicos son en su mayoría grupos muy bien organizados, muchos de ellos
en comunidades indígenas, ubicadas principalmente en los estados de Chiapas,
Oaxaca, Veracruz y Puebla, que exportan directamente a mercados de especialidad
y reciben ingresos significativos.
Entre las organizaciones más exitosas
están UCIRI, ISMAM, CEPCO, Majomut, MICHIZA, La Selva, Federación Indígena
Ecológica, Tiemelonla Nich K Lum, Tosepan Titataniske, Unión Regional de
Huatusco y REDCAFES, por citar algunas (Sosaet ál. 2004, Giovannucci y Juárez
2006).
Estados Productores de café
Sería interesante que en datos posteriores, agregaras los principales destinos de exportación y también realizar un balance de los niveles de producción de café en los últimos años, si ha disminuido o ha aumentando.
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